Próxima publicación de «HIJAS DE DIABLO HIJAS DE SANTO» (Niñobúho Cartonera)

Hijas.Eme(Imagen: Eme de Armario)

Niñobúho Cartonera (Buenos Aires, Argentina), también conocida como La One Hit Wonder Cartonera (Guayaquil, Ecuador), editora de Artesanías del porvenir (Alan Mills), Las Melíferas (Maurizio Medo) y Tecnopacha [intervenido] (Óscar Saavedra), entre otras  publicaciones hermosas y arriesgadas, ha puesto ya su instrumental a tope para dar forma de libro (pero una forma que de seguro va a sorprendernos a todos), a mi recopilación de poetas hispanas actuales Hijas de diablo hijas de santo. 

Ya la primera parte de esta muestra la leímos en la revista colombiana La Raíz Invertida, pero se han incorporado nuevos poemas y el trabajo de otras 20 autoras para hacer de este libro un concierto de lo insospechado.

Hay entre estas hijas de diablo hijas de santo autoras que tienden a la experimentación y eligen caminos poco transitados. Hay, también, las brevísimas, las de largo aliento, las ante todo sonoras. Encontraremos discursos híbridos, proyectos escriturales que se nutren de otros lenguajes: la danza, las artes plásticas, el performance. Un concierto, como ya dije, donde resuenan instrumentos que han sido intervenidos, transformados, que se han desterritorializado para expandirse, para confabular con el futuro, para ajustar cuentas con el presente y también con el pasado. 

Este proyecto no sería posible sin la confianza, el entusiasmo y el talento del editor y poeta Gabriel Alejandro Paz, con quien es un placer trabajar. Así que: gracias, Gabriel.

Comparto con ustedes los nombres de las autoras que conforman esta muestra y la emoción de la espera.

(argentina)

Natalia Litvinova (1986)
Celeste Diéguez (1979)

 

(bolivia)

Emma Villazón (1983)
Jessica Freudenthal (1978)

 

(chile)

Paula Ilabaca Núñez (1979)
Ángela Barraza Risso (1984)

 

(colombia)

Lauren Mendinueta (1977)
Andrea Cote Botero (1981)

 

(costa rica)

Silvia Piranessi (1979)
María Montero (1970)

 

(cuba)

Legna Rodríguez (1984)
Irasema Cruz Bolaños (1971)

 

(república dominicana)

Ariadna Vásquez (1977)
Jennifer Rodríguez (1985)

 

(ecuador)

Andrea Crespo Granda (1983)
Carla Badillo Coronado (1985)

 

(el salvador)

Elena Salamanca (1982)
Lauri García Dueñas (1980)

 

(españa)

Laia López Manrique (1982)
Luna Miguel (1990)

 

(guatemala)

Rosa Chávez (1980)
Carmen Lucía Alvarado (1985)

 

(honduras)

Mayra Oyuela (1982) 
Karen Valladares (1983)

 

(méxico)

Lydia Zárate (1976)
Karen Villeda (1985)

 

(nicaragua)

Alejandra Sequeira (1982)
Gema Santamaría (1979)

 

(panamá)

Magdalena Camargo Lemieszeck (1987)
Victoria Mendoza (1987)

 

(paraguay)

Lía Colombino (1974)
Maggie Torres (1981)

 

(perú)

Cecilia Podestá (1981)
Victoria Guerrero (1971)

 

(puerto rico)

Nicole Delgado (1980)
Margarita Pintado Burgos (1981)

 

(uruguay)

Lucía Courtoisie (1986)
Karen Wild Díaz (1984)

 

(venezuela)

Gladys Mendía (1975)
América Martínez Ferrer (1976)
 
***
 
Guardo tus ramas en mi casa
y tan del monte o hijas del árbol entenaditas de la noche hijas de diablo hijas de santo día me dan su mancha de oro en madrugadas pencos largos yo me las traje de tu ausencia son un adiós ensortijado yo me las tengo creo y creo supersticioso las ensalzo…
(Juan Carlos Bustriazo Ortiz)
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IDIOMA SALVAJE [4 poetas españolas actuales]

idioma salvaje

 

Empiezo a colaborar como editora en la revista cultural venezolana GENTEMERGENTE, un espacio alternativo diseñado para dar a conocer, difundir y proyectar una diversa gama de manifestaciones artísticas emergentes en Venezuela, Latinoamérica y el mundo. Espero que les guste. Celebro este comienzo con 4 poetas españolas que emocionan y tensan y ponen a temblar. Pasen a ver: [idioma salvaje].

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POESÍA INDÍGENA MEXICANA ACTUAL: 5 mujeres bilingües [Cho’ol / Zoque / Zapoteco / Tsotsil / Tu’ún ñuu savi]

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                                            (Libros de la colección «Poesía indígena mexicana», pluralia, 2013)

Juana Karen

[IPUSIK’AL MATYE’LUM / Corazón de selva]

Ipusik’ al kolem pa’

Jiñi axñal icha’añ ch’ujtye’
jiñäch cha’añ kty’añ tyi tyojlel lum yik’ oty ja’,
kbäk’tyal jiñäch ipusik’al kolem pa’.
 

Corazón del río

Las sombras del cedro
son mi voz de tierra y agua, 
mi cuerpo es el corazón del río.
 

Mikeas Sánchez

[MOJK’JÄYÄ / Mokaya]

Tumä

Mokaya’chä
yomochä teserike pänäjchä
Mojk’jäyä
jäyäs’myojk
wadbabä’ wane
nijpatzi te tzame
nijpatzi yä’ najs’
 

Uno

Soy Mokaya
soy hombre y soy mujer
Mojk’jäyä
la flor del maíz
la palabra cantada
la dolorosa palabra
cultivo la palabra
cultivo la tierra

Irma Pineda

[GUIE’ NI ZINEBE / La flor que se llevó]

Cadi cayuuba di ra gucana’ya’
casi riuuba guendarigani
sti’ca binni ni ruyadxí si cuxhalecabe guidiladidu
riuudiagasica’ caxidxi calaa dxita ladi
ne ti guluí’ nuuca xizaa
rusiá ca’ rinni xhii layú
ti qui naca’ gacabiidi telayú
 
No duelen las heridas
como el silencio
de los que miran mientras nos abren la piel
escuchan resignados el crujir de huesos
y para decir que les importa
limpian la sangre derramada
porque no quieren ensuciar el alba
 

Enriqueta Lunez

[SK’EOJ JME’TIK U / Cantos de Luna]

Tsi’jil, tsna’un ti skuxlejale
k’un k’un li akuxa-e tspaj sba ta snukulil
chluch batel pak’benaletik, tstik’be skaptak,
li sk’obtake chnichimtas lo’iletik,
ja’ jech tsjal batel li k’ak’aletike.
 
Con silencio  profano, hila y desmiente la vida
sin quejarse, la aguja se inserta en su piel
borda una cicatriz, hace grecas y en cadeneta, 
cuenta la historia de unas manos que tejen los días. 
 

Celerina Patricia 

[INIÍ / Ichí]

Untuu

Kunche’é vii nuúyu tono kàà andivii
ka’án nuú kue tichiún ta untuu
ta kee yòkó nuú níí ñàá kue stucha
ra ndivii inu nuú yivi yo’ó
ra ndachikaún nda’ú nuúyu
takua naa keeù nuú iniyu
ra saán sá’á ñàà kòò ñ’a’á nuú ñu’ún nda’avi yo’ó…
ndaata ñàà sá’áná tsi’án tsi Malinchi
ra saán ndaki’ìn inia Yivi Savi
 

Amanece

Mírame con tu ternura celeste
convoca a las estrellas del amanecer
junto al vapor de tus células inermes / delebles
que al respirar exhales la mitad del universo
y abrázame
para conjurar la magia de mi ser
y engendrar albas en el corazón estéril
de esta tierra desértica… rompe la maldición
de Malinche y por fin sé Ñuu Savi
 
[Con agradecimiento para SB]
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[Animal concreto: 9 poetas españolas contemporáneas]

TWD
(Imagen: The White Deer)

Uno

A la escritura le preceden el deseo y la derrota. Sí. Un quejido.

Dos

Empecemos por decir que antes del nombre ya existían las manos. Ya existía la mujer. Reconocer era el verbo. Extender las falanges. Tocar lo desprovisto de naturaleza: las fauces del lobo, el sexo de los hombres, el sexo de otras mujeres, el pan, la niebla, el calor de los cachorros, la sangre menstrual.

Tres

Maquinaria puesta en marcha, insumisa. Un pulso. Un torrente. El quejido. Un cuerpo de mujer escribe el cuerpo: animal concreto.

Cuatro

¿Qué había antes del discurso? Ese cuerpo. Cargado de leche. De sangre con sus perros. Había el poder y la vergüenza, la propensión al vocablo. Pero había, sobre todo, la carencia. De ahí el nacimiento del poema. El arrebato.

Cinco

Dijeron: la lengua materna también contiene al padre, a todos los vivos, a todos los muertos. Contiene, también, lo atroz de nuestra historia. Para rebelarse, emprendieron la escritura.

Seis

Estas páginas, que reúnen el trabajo de nueve poetas españolas nacidas entre 1975 y 1990, son una suma de extrañamientos, de irrepetibles desequilibrios armónicos que fundan un enigma, que recomponen un discurso de lo cárnico y lo almado, un registro de espacios vedados. No se trata de la dimensión erótica del lenguaje ni de lo propiamente femenino, sino de escrituras que son cuerpos, de cuerpos que son lenguajes al acecho del poema. Y en esa búsqueda son capaces de subvertir, de confrontar, de regodearse en el horror, en lo sagrado, en la enfermedad y el asco.

Siete

En todo cuerpo, ese énfasis: algo inmenso repitiendo lo invisible.

Ocho

Saber que se está en otra parte. Hacer que el cuerpo del poema perdure.

Nueve

Lo que entrego aquí es un crispamiento, una música deshecha. Imagen de los cuerpos custodiando con desesperación su semejanza.

Daniela Camacho

Muy contenta por la próxima publicación de Animal concreto a cargo de Pirata Cartonera, proyecto editorial salvadoreño que, actualmente, opera desde Venezuela. Las autoras incluidas en esta muestra son: Sara Castelar Lorca, Mar Benegas, Laia López Manrique, María Ramos, Ana Hidalgo, Layla Martínez, María Mercromina, Luna Miguel y Ruth Llana.

Les daré noticias. ¡Emoción!

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: [imperia] + TAN FRÍO EL VERANO en Valencia, España

cartel valencia

«La enfermedad comienza aquí. Aquí termina el cuerpo, la simetría la belleza de tu rostro. El día casi. El éxtasis el trance que está por comenzar es invisible. De ahora en adelante, si piensas en la muerte, no será por ahogamiento ni electrocución ni por incendio. No habrá espacio entre tu máscara y tu piel para anudar la soga, temerás a los cuchillos y al veneno y las alturas. De ahora en adelante, acopiarás tumores

como una alucinada.»

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MUY JÓVENES Y MUY LÚCID@S: nuevas escrituras [latino][hispano][americanas] (i)

WINGSTON GONZÁLEZ (Livingston, Guatemala, 1986)

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Armas de salvación, xxv

retrato con madona, santos y granero encontrás
cámara en mano, abrazás la sal del universo
la reproducís, la reescribís, deconstruís
el sonido del agua cuando un cuerpo desespera

 

ñandús corren por tundra asombrosa
destrucción de pechos, presencias fijas, preguntas
cosas obvias, lugar exacto, sentido, palabra limpia
en brizna de paja, exaltada, una voz pregunta
porqué un ñandú correría por tundra si apenas
sé qué es tundra, si apenas, he imaginado ñandú, apenas
su imagen incompleta, su rasgo de plaga, ese
retrato que rompe este poema, la pequeña hermenéutica
de la plenitud difícil de los besos, de las fotografías
en la pared de tu cuarto, tus recuerdos
plenos de resonancias muertas, qué
qué significa ser pleno
si hay que romperlo todo, qué significa el verdor
tras puerta y nube de cigarrillos a dos centímetros del techo
dibujando un cuerpo, secando piel que suda
sombra del nosferatu, jóvenes británicos
pub fantasma del Yorkshire, arrabal maldito
posibilidad monstruosa, asomada
en el frontispicio de un cine que abandonamos
a fantasmas que nunca vieron estos pueblos, dentro
del vientre de una batalla contra imagen hundida
en sofás baratos, tv technicolor, de lado a la herencia
la miseria de pariente extranjero cuya calavera asoma
por el cierre de los pantalones mientras el agua golpea
tus recuerdos, dispersos, el tiempo atípico
el leve simulacro de traducción que suena en las palabras
que escribo para ti, animal intraducible
cuando en O brother where art thou brilla arrodillado
ese mismo muchacho, dentro de la canción
de tres sepultureros negros cavando lluvia muy lejos
lejos
del lugar en que le encontrás, redundante, innecesario
bar alegre y oscura piedad, insolación adolescente irritable
le tirás
lazo, llamada telefónica, pantalla plasma
a él que no es valiente, que no es bravo, que jamás
amasa coraje para emborracharse y perder
el control que queda de la vida; maceta al océano
o hipopótamo que habla de amor cara a un ataúd
ya no sé, la vida, ya no sé dónde alzar
el niño mugriento que a las dos de la tarde
despierta un domingo y piensa
en el fondo ofendido de esta ciudad, en esta marcha
que exhibe el espectro imantado
de mi cabello agua, cabello luz, cabello placidez municipal
factura incendiaria que baila como el mar

 

como una tabla de felicidad en un pueblo
            que no habla bien
            de la felicidad

 

DIANA GARZA ISLAS (Nuevo León, México, 1985)

Diana Garza

tronos para un traje invisible (pequeño emperador a tres vistas)

°
láctea, flavescente
lo que en mí no dilucida en laja aviar.
remanso simultáneo al sol abismo, fósil
lava en mi celeste, lacustre calendario
así mi mano
así mi ánima:
(oro no es mi cuerpo si alhóndiga una sal me dibuja hormiga
en mi cuerpo que no tuve)
rüido. rüido
rüido en mi ni casa de luz ni veloz: aquí es aquí.

 

y abrir la llave no se abre cuando lo que duerme es mirar
y la cáscara no duerme y otra vez soy rey:

 

silencio. silencio. ya no más
silencio. era una niña y su cabeza
imaginaria.

 

estalactita no, todos dicen
estalactita no ─y está lactando.

 

y la carne no me duele, es una esfera
una canción esperándome al otro lado de la noche
donde nadie

 

en mi voz, en miel de armas, donde nadie.

 

(si lo dices dos veces te derramas
llamarada vitral en hueco undeante
te derramas) velándote en otra
camella obscura
donde convergir sí es oro, y plasma y feto

 

oh densidad huerta.

 

°
eran horcas dibujadas en almelos
acariciar mi nombre, autófagos si sucedían
de nueve a nueve, círculos de atomillar en
cornisas flamboyantes.

 

si su voz fuera un centímetro lejana, existiría.
si distancia fuera una palabra me darían ¿doce

 

faisanes?
¿o cada fuego arborecer bifurca?

 

(a horcajadas, grité
olanes celestes la silueta del verano)

 

o sol es hay
y somos
y mirar por la ventana es

 

cerrar el vuelo en algo azul
redondo, alrededor:

 

espigas acampa.

 

y tañe no amarillo
o subreír, Uffizzi

 

si es decirte que es metálico arde en ecos y sucede en manzanares
que la estatua del jardín me habló y me dijo nuestros nombres
y me dijo Alalaila y me dijo

 

también que soy un pájaro
donde ficus recortados sobreseían la sombra

 

─sí

 

nadie ahogárame de huesos en los leones
nata gris en la doble resolana

 

donde llueve, y yo.
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MUY JÓVENES Y MUY LÚCID@S: nuevas escrituras [latino][hispano][americanas] (h)

Las cosas que el lenguaje traiciona. Lo que se resiste. Todo aquello que es dicho con las voces del vértigo. El cuerpo escritural donde pululan presencias inasibles. Este desacato. Esta emoción.

ENRIQUE MORALES (Almería, España, 1991)

Enrique

(Imagen: Laura Rosal. Entrevista hecha por Luna Miguel al autor, aquí)

I

El Lugar. Migajas de hoguera. Fue fuego. Engarzados entre pequeñas ramitas de (…), brillantes, pueriles colmillos. Este es. El Lugar. Pueriles colmillos, bailad sobre el vientre de vuestra madre. [Esa mujer. Toda esqueleto. Que bebió saliva en los cráneos de sus padres. Chicha. Decían.] Esa mujer. Sonreía, se excusaba: Poca, poca bebidaRebosa a través de las cuencas de papá. Rebosa a través de las cuencas de mamá. Cae. Cae. No hay lenguas. No era práctica. Esa mujer. Surcos en su alma. Infectos por las picaduras de la hormiga. Las almas de sus padres. Picaduras en (a través de) sus hijos. Las nalgas duelen al tocar la tierra. No obstante. El AlmaIn-corrupta. Pero era bonito. Qué bonito. [Allá Arriba, ellos, lanzaban ramas, envueltos en llamas, lanzaban ramas que parecían huesos, que parecían brazos, que parecían piernas, lo parecían, pero no eran, apenas eran cuerpo.] Allá Arriba. Arrojaban sarpullido. Esa mujer sonreía: alma, que no es Almasu alma In-corrupta sonreía. Su alma, moribunda. Esa mujer rascaba. Y cuando llegaba a la carne lloraba, gritaba: Los ojos de mamá ven, los ojos de papá ven: su niña encontró Alma. Esa mujer, con el alma muerta, enterrada. Esa mujer, cuyas uñas llegan a la carne (rosácea, grasienta) y cree descubrir El Almaallí, en el abismo. Allá arriba. Cuanto moraron flota de acá para allá. No AlláAllá Arriba. Sino anidando en las montañas, castañeando en las tripas de cinco buitres. Un Niño mira a los pájaros. No sabe. Qué. Pájaros son. Canta: Las alas ríenLas alas ríen. Y no sabe la Canción de los huesos. Es niño. No sabe los huesos. Apenas el pájaro. Que es grande; y engulle cosas que cantan. Las alas ríen.

II

Pero los buitres son, aun sin canto, los buitres son. El niño es, aun con canto, el niño es. Los huesos de los abuelos son, el fuego, la saliva. EsEs el silbido silencioso, tibia luz inerme en los rostros de Aquellos. Que fueron. [No era perversa. La madre. La mujer. Esa mujer. No (lo) era. Tenía tierra en la cabeza (¿El cerebro?). Tenía un vestido blanco. Muy blanco. Tan blanco. El árbol se volvió percha. La mujer andaba. Esa mujer. Bailaba. Pedía Las Babas. La mujer. El vestido. Tan blanco. El árbol se volvió percha. La mujer pedía Las Babas. Desnuda, decía (lloraba): Este calor es una burbuja. Susurran a través de las branquias de un salmón y yo no entiendo nada. Aun con mi alma, no entiendo nada. Siempre lloraba. Tenía gran facilidad. Sabía llorar sustancias viscosas. Incrustadas en la piel. Bubones sollozantes. Lloraba. Pues. Tenía el talento. Hasta la muerte. O El Alma. Lo que venga primero. Sus hijos reían: Mamá se inunda –nueva Canción-, mamá es un barco. Mamá es el mar. Mamá es el cuerpo azul que flota en la red de un pesquero ruso. Mamá es una foca. Papá un arponero. Viva la vida en el mar. No eran perversos.]

III

Había una Esfera. No nos dejaba respirar. Nos embarazaba, agitaba los cráneos. Esfera incandescente. Los buitres cantaban: Hay una Esfera, os ahoga, os preña, agita calaveras. Era verdad, estábamos en un agujero, y por suerte, nunca podríamos salir de él. Por suerte, nunca podríamos matar a Nadie. Entonces Alguien dijo: Pobre de aquel que se vea privado de la experiencia de la muerte prematura. Y todos reímos, y bebimos eso que teníamos en las copas. [Pero nada de eso era verdad. Los buitres no tienen Canciones. Con esto. Un secreto: la Canción de los huesos no es una Canción. Apenas. Lo es.]

IV

Los huesos no son una Canción

V

En El Lugar. Fuego. Los colmillos de los hijos. Devorados. Jugaban a comer niños. Los niños no juegan a los juegos de los adultos. Devorados. Los colmillos de los hijos. En El Lugar.

VI

[Afortunadamente, nunca podremos salir de aquí. (Apenas el pájaro). Este cráneo no es una gran copa. La pócima se derrama a través de las cuencas].

VII

Nada de eso era verdad. No hay Yo. No hubo Yo. Apenas el silbido silencioso, tibia luz inerme en los rostros de Aquellos. Que fueron.   

VIII

Los buitres acusan: Es rídiculo. La pócima se derramará a través de la mandíbula.

IX

No hay Canción.

KAREN VILLEDA (Tlaxcala, México, 1985)

KAREN

Me sorprende tener corazón para la demencia.

*

Es la canilla de la estirpe la que manda. A cuentagotas se derrumban mis reflejos de sangre en una escalera corporal. “No hay cuesta arriba.” Contrafuerte en el madero para bautizar los pozos arrojando este cuerpo sobre redondeles de carcoma. La trabazón de los dientes siembra sangre en la tierra agrietada de Babia, cesan los albores en el alfabeto del lodo.

No hay un reino para incendiar bajo las vendas de mis heridas.

Hubo, entonces, un anhelo volcado para repartir en la heredad codiciosa, sin frutos que recoger y el hambre oculta en las encías. “Es lo único que hay para la tripa.”

*

“Un resplandor.”
No hay que temerle. No hay que sobrevivir a la lujuria para desgraciar las carnes.

(De Babia, 2011)

Isla de Mauricio. Catorce brazos rivales llegan sanos y salvos. Juegan al albatros. Catorce brazos se agitan pausadamente, catorce sobacos que cortan dientes de león al ras. Mauricio eructa huesos. Mauricio abraza al hombre de manos toscas. Está rodeado por seis marineros, doce puños.

*

Seis marineros le pisan los diestros talones. “Era el único descalzo en el Güeldres”. Seis marineros que desean cercenarle los tobillos. Una navaja desafilada. Mauricio baila con El Almirante, manos toscas que se imponen sobre sus anchas caderas. Esteatopigia de arena. Manos toscas, luto, El Almirante jamás resbala.

*

Harina de trigo sarraceno, sal por puños. Tanta sal sin cuarenta y nueve sacos. Astillas de a montones, una pinaza orillada. Manos toscas tapándole la boca a Mauricio. No llueve, podemos quedarnos encallados en Mauricio. Rezamos con más fe ahora que nunca. El Almirante orina, dientes caen de bruces.

(De Dodo, 2013)
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MUY JÓVENES Y MUY LÚCID@S: nuevas escrituras [latino][hispano][americanas] (g)

GERMÁN GALLO (Buenos Aires, Argentina, 1990)

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(Imagen: Ariadna Ratti)

lu yeta

le dicen yeta pobrecita ella
en otra vida habrá sido asesina o puta dicen de ella
que es lo mismo dicen y se ríen y la miran y la evitan cuando cerca porque yeta dicen de ella

nombre como que mucho que no tiene
por ahí un poco
cuando la vieja le dice lu salí de la cama dale o lu está la comida

pero no más

porque yeta dicen en el barrio y la vieja le anda con cuidado
que hasta el día que nació hubo una muerte y medio huérfana entonces lu yeta

aunque antes no sabían

entonces sus veinte y el miedo a hablar que tiene porque ella dice y después pasa

y la primera vez fue en un cine que dijo ma me gustan las medias rojas de la chica y rojas después cayeron las sangres sobre sus pies

o yeta pobre también dijo
eso dicen
juanchi mejor desconfiar
y juanchi como su padre esa noche al otro lado por confiar o por ahí por tener una hermana yeta que dice las cosas

y etcétera los ejemplos que se acumulan así tanto que yeta su lengua ya no se mueve

si no para escribir

que es poeta dicen la yeta y ojo con leerla.

provoca encima poeta yeta
que a su primer libro le puso “hacerse material” y ahí hay poemas como ese corto que dice “macho / ojo que no mucho más / macho vas a ser / ojo macho / que no hay machez / que por bien no muera”

o la oda el límite que en un lugar dice “y la vida que no va a ser / cuerpo bendito / célula oscura que te devora / conciencia de especie / morite orgulloso / que nos estás haciendo espacio”

sin nombre firma lu yeta el libro

pobre
andará con miedo de nombrarse
y de repente existir

Desencuentros (III: raza)

I

Un cuerpo
es una cosa
inasible y precaria y fantasmal
que se define y constituye como tal por ser
vulnerable.

II

Desfilan, salvados, pocos.

Suave,
un suave y blanco frío
atraviesa al resto:
están condenados a andar.

III

Hay un imposible:
esconderse.

En cada lugar al que llegan siempre estaba
antes
la mirada.

VICTORIA MENDOZA (Ciudad de Panamá, Panamá, 1987)

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1963
Episodio de Carmen con sus hijos en su nuevo hogar

Respiras y soy yo la que miente.
Soy yo la que no quiere salir de este hueco
porque es delicioso y despiadado.
Las bestias a nuestro alrededor nos atacan,
nos amurallan la casa en los alrededores.

Sueño con perros negros y hocicos partidos,
y hay sangre que no existe y perros que no existen,
y me gusta mi hogar aunque nadie diga que sea mío.

Existo y mis hijos están contentos entre jardines de papayas y buenas tardes.
El mayor nació ahorcado,
salió como una violeta negra a punto de morir.
Lo amaba, pero él no me pertenece, lo he enviado donde su padre en el país de los olvidados.
Odio cuando me habla de aquellos seres,
pero su olor a ahorcado todavía lo guardo en mi vientre que está podrido.

Lo amo más que a la otra, que es ingenua y es capaz de perderse persiguiendo
cualquier cosa que vuele, ya se lo he dicho y ella se silencia en su orgullo de 7 años.
No le importa, prefiere estar sola frente a nuestra puerta roja que se desgasta con sus
uñas. Nació de árboles cortados, ¿entienden?, ella nació vieja.

Tomo café para olvidar su pérdida, siempre en la taza amarilla, seis de la mañana.
Cuando ella va a la escuela con su anciano padre
yo me rompo en infinitas cosas innecesarias porque no soy necesaria y tú lo sabes.
Lo sabe también mi madre, el perro, las vecinas;
todos lo saben, y aún hay aguas inconfundibles como su pecho que ya no se abre para mí.

El niño ahorcado nunca me perteneció, va y viene cuando quiere, pero ya no lo quiero.
Los últimos días mira a su hermana como un fantasma y la asusta.
Le ha clavado un lápiz en el pecho para separarla entre animal y fantasma.
Él no llora, ella tampoco.
Me dicen que están bien.
Pero la niña tiene la punta del lápiz clavada en el pecho.
Y yo lloro, me asusto y todas las noches me acalambro,
pequeños tigres me sostienen los dedos con sus garras.

El hombre no ha vuelto, ya tiene hormigas caminándole en las piernas
y la mujer cada día tiene el pecho más abierto por la punta de un lápiz.

Este y otros poemas de autores panameños actuales pueden leerse aquí.
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MUY JÓVENES Y MUY LÚCID@S: nuevas escrituras [latino][hispano][americanas] (f)

Lo que trastorna. Lo que alucina. La herida brillante. Todas las palabras que, hijas del hambre, están siendo amenazadas por la ferocidad. 

ANA HIDALGO (Granada, España, 1986)

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(Imagen: Eme de Armario)

Porque no sabíamos ser préstamo

Porque no sabíamos ser préstamo ni sabíamos durar, comerciábamos, de materia a materia, de alimento a alimento, sin préstamo, sólo aparentes, instrumentos, cedidos, sólo la única forma de ser buenos, solo la única forma de referirse físicamente a la bondad, porque no sabíamos ser préstamo ni sabíamos durar, en la premura de lo tomado y la piedad del vendedor, donde yo sostenía el objeto, donde yo lo consentía, lo alzaba, donde yo era la intrusa, el olvido, y sólo la propiedad y el precio, lo atenuado, la bondad. Comerciábamos con objetos, nos sentíamos próximos a la madera y comerciábamos con madera, también estábamos vinculados a los alimentos y comerciábamos con ellos, cedidos y materiales, aparentes, propicios, porque no sabíamos ser préstamo ni sabíamos durar, en la caducidad del alimento y el envés de la madera, sólo aceptábamos el comercio de objeto a objeto, de premura a premura, donde la bondad y lo hostil, donde lo insustituible, en la resolución de la mitad y el arrepentimiento de la mitad, sólo aceptaba que el comercio fuera un intercambio de materia, un intercambio de impureza, desigualdad, apariencia. Si hallábamos peces comerciábamos con peces, próximos a un pez, vinculados al alimento, sólo aparentes, cedidos, olvidados, sólo la única forma de ser buenos, la única forma de referirse físicamente a la bondad, en la brevedad del arrepentimiento y la compensación de lo inmediato, en el desconocimiento de una desigualdad inesperada, donde los peces iguales y muertos tuvieran la impureza de nuestros dedos en sus cuerpos, ya que no sabíamos ser préstamos ni duraderos, las manos alzadas de alimentos a alimento, de premura a premura, sólo caducos, efectuados, bondadosos, comerciábamos y anulábamos.

(De Hallar una hendidura,  Point de Lunettes, 2011)

Como contagio

Como contagio, como calma, la forma era forma hacia abajo, la forma era el peso de la forma, como alojamiento, como calma, como la capacidad de creer y de repente sentir dolor, la forma era la forma presionando la superficie sobre la que se extendía, la forma era la forma vertical y antepenúltima transmitiéndose en la superficie, la yuxtaposición del organismo, la calma, la enfermedad. A veces la ciencia médica y nuestros dos sexos, a veces lo sagrado, el olor, como observarte quieto y las sangres nivelándose, como participación, como calma, tu quietud y tu peso presionando la superficie sobre la que estabas quieto, tú siendo hacia abajo como alojamiento, como consecuencia, las sangres nivelándose, el inicio de la enfermedad, nuestra quietud, la forma. Porque no era sólo el ruego que cada dolor extendía, como la ciencia, como lo inmediato, como la postura que nuestros cuerpos adoptaban para estar sentados o nacidos, hacia abajo, la tensión vertical y antepenúltima de la quietud, lo que no podíamos comprender de la superficie, nuestros dos sexos, la súplica, los sedimentos, como calma, como contagio, como el rechazo al intento por no comprender.

(De Hallar una hendidura,  Point de Lunettes, 2011)

TAMYM MAULÉN (Santiago de Chile, 1985)

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(Imagen: Eme de Armario)

Niño chileno con guitarra a palos

Allí
cuando te golpea tu padre y hace ¡ paf !
su cachetada, su ceja ciñéndose marcando las cinco
de la tarde, del día, de sus cloacas chilenas no africanas
o del pesebre más remoto de sus pantalones descosidos
Allí, en la escenilla más oscura del teatro universal
sin casi sin pudor alguno
salen a ocultarse raudos los ciempiés
que nada entienden de nada de nada
y por lo mismo es que la vieja Queltehue prefiere dormirse
sin saber hasta qué punto podrá volar su cara rota
después de insistir, in fraganti, qué más da:
la vieja Queltehue desconoce si es en mi
o en si o en re sostenido al menor
la entonación la de la cuerda la adecuada
o de la oruga endurecida y atiesada
que retiene entre ceja y ceja
a propósito de la ceja de tu padre, que es mejor
llamarlo desde ahora gusano de gusanos
o lepra de lepras, sin ofender a los leprosos, por supuesto.

Por si acaso, te cuento que si te golpea tu ya dicho ese
a propósito de la Queltehue que olvidó
eso que pasó a la hora del té
cerca de tu casa donde alguien te hizo ¡ paf !
te contaré que en el nido de la vieja que ahora es madre
tres polluelitos de alma pura, como la de los travestis
puros de verdad, puros como los ya antiguos cigarrotes de la isla
tropical, cubana, puros de alma o puros cuentos
puras leseras dirán
pero no dirán ni una palabra los citados polluelillos
que desconocen, que no saben, que son puros, ya te dije.
Ahora bien, si por casualidad intentas sumergirte
en el mar rojo de tu sangre zamarreada
o en el negro oscuro de tu cuarto negro
ahora carcomido por los espantadizos
acurrucados, carcomidos ciempiés carcomidos
yo no sabré qué decirte
niño chileno con guitarra a palos
pues tú eres un polluelo más de la Queltehue
tú eres uno más de los que canta
sin saber de todo.

Y sí
aunque ya no exista algún sentido para decir sí
o aunque se hallen desaparecidos todos los recuerdos
para vomitarles no, y a pesar del pesar
de todo eso que pasó como a eso de las cinco
casi al lado de tu casa donde alguien te hizo ¡ pum !
Sí, aunque todo, aunque casi ya no duela
ese alguien es tu padre, niño sombra niño África
y tú sigues amándolo y tú sigues diciéndole
y tú sigues limpiando sus zapatos
y tú sigues bebiendo de su lepra
y tú sigues cantándole tus cantos
a pesar de todo, a pesar que casi ya ni sangran sus patadas
y al ciempiés, aún así aún asá
nada le importan estas cosas
al igual que a la Queltehue vieja
que no ha dejado de mirar mis ojos
que no ha dejado de mirármelos como diciendo: ¡Vete!
o yo me volaré otra vez
y otra vez me chuparé al gusano para regurgitárselo
de nuevo, a vuestros hijos
mis polluelos.

A quién le importa escuchar estas cosas
cuando la tole tole de la vida
qué pasaría si te digo
cuando la tole tole de la vida
qué pasaría si te digo
que la tole tole de la vida ha succionado
algo más que un par de ciempiés de tu tierra seca:
¡Cuidado! La Queltehue está mirando
la Queltehue observa cuando el niño sangra y llora
cuando sangran y lloran sus sueños de niño
su cuerpo de polluelo
y aún así sigue cantando sus canciones, a pesar que nadie
de nadie de ninguno acude, in fraganti, qué más da:
su padre lo enferma su lepra lo golpea ¡ paf !
y la Queltehue llora a meses ¡ paf ! Y la Queltehue reza a picos
y todos chillamos y nos hacemos los buenos
a la mala a la mala nos hacemos los sensibles
y sin embargo, la Queltehue no hace nada
pues son casi la cinco y es hora del té
qué pasaría si te que pasaría si te
que pasaría si te digo esto:
el niño chileno está mutándose en un hombre
y los ciempiés se ocultan
y la Queltehue duerme siesta.

Por si acaso, durmiendo sí está
con sus tres chicuelos
pero, en todo caso, cuando pasan los siglos
y el olvido inunda nuestra memoria de ciempiés
más vale que te lo repita de nuevo mil veces
una y otra vez: la vieja Queltehue desconoce si es en mi
o en si o en re sostenido al mayor
la afinación correcta para el canto del polluelo
porque aunque sea más que puro
hay alguien que lo enferma
allí, en esa esquina triste de su casa
allí, cuando lo golpea su padre y hacen sal
sus bofetadas, sus gritos bañándose en su zamarreada sangre
en sus heridas, en el rincón más pobre
de sus sueños descosidos
allí, o sea, en este instante
hay alguien que se oculta y como todos
no hace nada
de nada de nada
como todos siempre
qué más da.

¡ Paf !
Silencio.
¡ Paf ! Resonó la cachetada del gusano golpeando a su hijo.
De pronto, de improviso, de golpe el golpe
pudo más que treinta Queltehues rezando.
In fraganti pillamos la lepra del hombre
su ceja marcando las cinco
de la tarde del té delató la escena
más obscura y frígida del teatro universal:
hay ahí y ahora un padre un hijo
y un destino que no más que lepra.
¡ Paf ! No hay respuesta.
¡ Paf ! Y no hay más que lepra.
¡ Pum ! Y los ciempiés nos hacemos los milpiés
para huir más rápido que ahora
y sí, allí, aunque no lo creas
el niño sigue amándolo
sigue aún chileno
sigue aún diciéndole
sigue tocando su guitarra
sigue cantándonos su canto:

«Para qué me escuchas
si después me guardas
si después me olvidas,
si después sigues tu vida
sin saber que ahora la escuchas
y después la guardas
y después la olvidas». 

(De PAF)
 
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MUY JÓVENES Y MUY LÚCID@S: nuevas escrituras [latino][hispano][americanas] (e)

NATALIA LITVINOVA (Bielorrusia/Argentina, 1986)

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LA CASA ESTÁ TAN VACÍA QUE SOY UNA TELA BLANCA

Shklovski le escribió a Roman Jakobson:
los pájaros se sostienen de una rama
hasta cuando duermen. Así deberíamos sostenernos.
Pronto comenzará el ritual de la despedida.
Partiré sin decirle una sola palabra a esta casa.
Intenta retenerme, habla por las noches.
No indago de dónde vienen los murmullos.
Prefiero limpiarla con esmero para no mirarla a los ojos.
Gateo con el trapo mojado,
la humedad me tranquiliza.
Después me acurruco. Sueño con la grúa
que viene a concretar la misión.
(De Todo ajeno,  Vaso Roto, 2013)

CEREMONIA

La infancia
te hará un palacio de invierno,
sembrará tus verduras,
será tu pájaro
recortado del periódico,
una castaña vista
desde la ventanilla del colectivo.
quemará la casa.
venderá tu fruto.
cortará el pájaro
adherido a la nieve.
(De Esteparia, Ediciones del Dock, 2010)

AULLAR COMO QUIEN 

Me fue dado el don de adentrarme en lo lejano.
Mas no el de retornar.
No es el abedul.
Soy yo quien se estremece bajo su piel.
Volver en ruso no es lo mismo que en castellano.
Volver en los dos idiomas.
Doblemente imposible.
(De Grieta, Ediciones Gog y Magog)

TYRONE MARIDUEÑA (Guayaquil, Ecuador, 1986)

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Nacimiento

Escapar de los sordos abismos de la palabra es un movimiento que pertenece a los niños

Es crear algo más fuerte que la muerte o el amor
Es la transformación de la ciencia o de lo existente
en algo más elevado;

Todo será expulsado de nuestra piel y quedaremos sonrientes ante el último
nacimiento

seguro las personas que mueran después
podrán escribir con su mano izquierda

—sólo después de cortarse la lengua. Por respeto

su nombre en el sagrado libro de los locos
y entrar a nuestra guarida de lobos y vírgenes azules.

El secreto de las viudas

Cuando las viudas del norte regresen a las tumbas donde escondieron sus lágrimas
Voy a buscar en sus ojos las intenciones de su regreso
Aunque los espejos que llevan en su rostro muestren ante mí
Lo contrario a la muerte
Que no es la vida, sino la conciencia de ella.

En la inconsciencia

Las puertas del inconsciente
muestran las calles rojas donde duermen los inmortales
y a las plantas silvestres que guardan los ocasos
en su pecho
Porque nada es descubierto
todo es encontrado
La locura es el estado donde despiertan los dioses
y nos escupen
nos encarcelan
porque las paredes que construyeron para detener a los dragones del sol no soportan la verdad.
Los espejos no reflejan nada, asumen la realidad contraria de los seres humanos
Debemos regresar a la primera palabra
Ya nada detiene a los duendes
-se acercan-
y construirán sus reinos con la piel de aquellos, que nunca escaparon de los espejismos;
porque renacerán desde la tierra;
los días lluviosos
los gritos ocultos de las personas
las lágrimas que olvidaron su verdadera intención en la mejilla de los hipócritas.

Ahora las puertas están abiertas
todos están invitados
dejen sus cabezas al entrar
Escojan el color de sus palabras y nunca digan “mañana”
En este lugar, decir eso
es anunciar que vas a suicidarte.

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